Toda empresa decente, o no decente, tiene un servicio de atención al cliente, este servicio habitualmente es muy deficiente, ya que tu llamas al numero, agobiado, sudando y con el niño diciendo “por qué no va la tele mami, por qué no va la tele?!”, porqué la televisión nueva que te has comprado, resulta que le falta una pieza y el mando a distancia no va bien. Llamas, una voz sin sentimientos de un robot te da unas opciones a elegir, nunca hay una opción adecuada para lo que te ha pasado, te pones aún más nervioso, poco a poco y vocalizando, cuentas lo que te pasa, al acabar de explicarlo, oyes lo siguiente “lo sentimos, no hemos entendido su mensaje, repítalo por favor” es la gota que colma el vaso, pero bueno, aún te queda un poco de paciencia así que, pides que te pasen con un operador, “Un momento por favor”, un escalofrío te recorre todo el cuerpo, Oh no, no puede ser, es la quinta estación de Vivaldi, mal señal. Te lo tomas con calma, te tiras en el sofá te enciendes un cigarrillo y sigues escuchando la quinta estación de Vivaldi, que ya te sabes de memoria, mientras “por qué no va la tele mami, por qué no va la tele?!”, Al cabo de 10 minutos, por fin aparece un operador, le vuelves a hacer toda la explicación, “un momento, ahora le paso con mi compañero”, le vuelves explicar todo al compañero... Al cabo de haber hablado con todos los compañeros de las narices, cuelgas, ya harto. Te desesperas, se te cae la ceniza encima los pantalones nuevos, mientras, “por qué no va la tele mami, por qué no va la tele?!”. Vas corriendo a la cocina porqué se te quema el cocido, y tropiezas con la maldita caja de la televisión, te das cuenta que ha caido una pieza, que curiosamente es la que faltaba para que funcionase el mando, en el interior de tu cuerpo hay una mezcla de alegría y desesperación, te vuelves a tirar al sofá a mirar la tele, con el olor de quemado de fondo del cocido, ya te da igual, en la nevera hay las sobras de la comida de ayer. Mientras, “Mami, quita la serie esta y pon los dibujos, mamiiii!”.
La mala organización de ciertas empresas a la hora de atender a sus clientes, junto a la poca destreza de algunos seres humanos, provoca estas escenas, muy presentes en el dia a dia.
Víctor Clavell